CIUDAD DE TUNJA

Patrimonio Arquitectónico

Cuando Inés de Hinojosa envenenó a Jorge Voto y a Pedro de Rivera, y después, por estos crímenes, fue colgada en la Calle del Árbol, Tunja era una ciudad llena de leyendas y de maravillas artísticas. Los hermosos templos de que hoy hace gala ya estaban entonces construidos o en construcción, y en todos ellos los fieles rezaron por el alma de la gran pecadora, que tanto les había dado en qué ocuparse a las buenas y a las malas lenguas.

Siglos antes, Hunza, la, capital de los dominios del Zaque, la gran rival de Bacatá, constituyó centro de fuerte influjo en una vasta región del reino chibcha. La conquista arruinó y desapareció la importante cultura de los Hunzas, y en su lugar erigió, en el contexto religioso, hermosas obras de arte arquitectónico, pictórico y estatuario, que consagraron a los tunjanos como devotos de la religión del arte.

Así, entre otros, la Iglesia de Santo Domingo y la capilla del Rosario; los espléndidos escudos de las antiguas casas señoriales; la portada de la Catedral; la Iglesia de San Francisco y la estatua del Santo; el Pozo de Donato; la Fuente de Aguayo; la Iglesia de Santa Bárbara y los cojines del Zaque.

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