CAPILLA DE SIECHA

Patrimonio Arquitectónico

A una hora Bogotá, en el corazón de la cordillera oriental, se encuentra un valle de incomparable belleza, uno de los lugares en los cuales floreció la cultura de los muiscas, quienes lo habitaron hasta la llegada de los españoles. Esta sociedad, eminentemente campesina, con creencias fundadas en mitos y leyendas, rodeada de magia, adoradora de la naturaleza, estaba formada por caciques, chiquis o sacerdotes, alfareros, orfebres y agricultores, de naturaleza pacífica.

Actualmente, este apacible lugar está habitado por descendientes de muiscas y españoles, que por siglos han sabido servirse de la naturaleza en forma racional. Como hábiles agricultores, viven del producto de la tierra y de la crianza de animales, y llevan con orgullo sobre sus hombros una ruana, tradición heredada de sus antepasados y típica de las regiones aledañas a los páramos.

En medio de este hermoso paisaje se levanta solitaria y silenciosa una pequeña capilla que data del siglo XVIII y que fuera entonces, iglesia doctrinera de los Dominicos establecidos en el poblado de Guasca para convertir a los indígenas a la religión católica. Hoy esta reliquia es blanco infalible del lente de una cámara, deleite de los ojos de los transeúntes que pasan por sus alrededores, inspiración de poetas y artistas, nido de golondrinas, símbolo de una época, arte hecho arquitectura y orgullo de los campesinos que crecieron contemplándola y admirándola.

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