CABO DE LA VELA

Reserva Natural Regional

El paisaje del Cabo de la Vela es singular y evoca un paraje lunar. Los vientos, de origen Alisios, son fuertes y casi permanentes; esto permite noches muy despejadas donde constantemente se aprecian estrellas fugaces y se disfruta de bellos atardeceres y amaneceres, al igual que de noches de luna llena son de singular encanto y romanticismo.

Este mítico cabo, de nombre nativo Jepirra y que es lugar sagrado, es destino final de las almas de los Wayuús y soñado paraíso de los colombianos.

Allí se inicia la Alta Guajira donde el desierto es ardiente y los vientos azotan el desierto día y noche. La soledad, la grandiosidad y la belleza del entorno son impresionantes, entorno que se observa a lo largo del camino que lleva de Riohacha hasta El Cabo de la Vela, bordeando la costa pasando por Mosichi y las Salinas de Manaure.

El nombre de Cabo de la Vela se lo dio Alonso de Ojeda (1499) cuando creyó ver a lo lejos la blancura de una vela.

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